
En la vida, los roles que adoptamos son distintos en función de nuestra estructura familiar y de nuestra etapa de desarrollo. Saber identificarlos y, sobre todo, saber cuándo estamos haciendo algo que no nos corresponde, es ineludible para evitar una carga excesiva que no nos corresponde.
¿Cuáles son los roles que adoptamos en la vida de forma natural?
Los roles que adoptamos pueden ser de varios tipos: hijo, compañer@ sentimental, hermano o cuidador, dependiendo del momento y nuestras circunstancias personales. Vamos a ver cada uno de ellos:
Hijo
Cuando somos menores de edad, la responsabilidad última de nuestros actos es de nuestros padres y deben darnos cariño y límies para vivir una infancia sana. No obstante, a medida que maduramos, tendremos que ir adquiriendo paulatinamente responsabilidades para que la situación no se nos venga arriba.
Sea como fuere, esta es una relacón vertical. La protección está a cargo de los progenitores, así como solucionar los principales problemas que se puedan originar.
Compañer@ sentimental
La persona que hace de compañer@ sentimental, ya sea a través del matrimonio o de otro tipo de vínculo, tiene una relación horizontal. las obligaciones y los deberes son mutuos, de manera que es propio de personas adultas y con una cierta madurez. Cualquier otra naturaleza de vínculo o relación de poder, es disfuncional.
Hermano
El vínculo fraternal debería ser, en principio, horizontal. Pero lo que sí que sucede, con cierta frecuencia, es que, si hay una diferencia de edad abultada entre los hermanos, que el mayor se haga cargo de los pequeños en ocasiones.
Cuidador
Culturalmente, la sociedad ha funcionado con un principio solidario: los mayores cuidaban de los hijos y, cuando aquellos envejecían, los hijos cuidaban de los padres. Ahora bien, esto también se daba en los matrimonios y relaciones de pareja, si estos vivían solos y uno de los miembros caía enfermo, o en el caso de hermanos solteros con enfermedades crónicas y que vivían en casa. En todos estos casos, los familiares adquirían el rol de cuidadores.
Los perjuicios de adoptar un rol que no nos corresponde
Conviene señalar que el problema suele generarse cuando se asume un rol considerado antinatural. Aunque, qué duda cabe, hacer de cuidador puede ser, en ocasiones, muy agotador. En consecuencia, no está de más pensarse dos veces si estamos, o no, dispuestos a asumir determinadas responsabilidades.
Por ejemplo, un hijo no debería hacer de cuidador de sus progenitores cuando es menor, porque eso genera unas disfunciones en el crecimiento y en el desarrollo de su ego. Asimismo, las parejas, salvo en caso de enfermedad que genere impedimentos, pueden ofrecer apoyo, pero no se pueden generar asimetrías permanentes. Otro tanto sucede en el caso de los hermanos, sin ir más lejos. En todas estas situaciones, podemos quedarnos con la sensación de dar mucho y recibir poco para lo que nos corresponde.
Por todo ello, es conveniente que lo tengas en cuenta a la hora de tomar decisiones y, sobre todo, poner límites. Al final, no se trata de cargar con mochilas que no nos correspondan.
Por lo tanto…
Tener claros los roles que adoptamos en cada momento de nuestras vidas es central para un desarrollo pesonal sano. ¿Has sufrido alguna disfunción y quieres romper con patrones negativos de conducta? En Emocodificación te ayudo a lograrlo. ¡Contáctame y te ayudo a conseguirlo!