El sesgo de confirmación: ¿por qué pensar las cosas dos veces?

sesgo de confirmación

Los sesgos cognitivos pueden deformar la realidad y evitar que tomemos decisiones racionales. Esto es lo que sucede, por ejemplo, con el sesgo de confirmación. Te contamos en qué consiste y te ponemos algunos ejemplos prácticos…

Qué es un sesgo de confirmación

Un sesgo de confirmación es aquel que permite apoyar una creencia o prejuicio establecido. A partir de un caso o experiencia particular, vivida o presenciada, se infiere una conclusión general.

Peter Cathcart Wason trabajó en concepto en 1960 y, básicamente, sirvió para ver que las personas tendían a buscar información que confirmara lo que ya pensaban. De alguna forma, la mayoría de las personas tienen una opinión previa y busca, después, un respaldo empírico o intelectual.

El cerebro quiere economizar energía y tiende, de forma automática, a reafirmar creencias anteriores, de ahí que convenga educarlo al respecto. Como estrategia evolutiva, ha sido exitosa, pero tiene sus agujeros negros porque, por ejemplo, promueve expectativas erróneas.

Aunque el mundo del marketing es el que más ha trabajado sobre esta realidad, debes conocerla para tu vida cotidiana también. Al fin y al cabo, influye, y mucho, en las deciciones que tomamos.

Ejemplos de sesgos de confirmación

Los sesgos de confirmación pueden darse de muchas maneras. Pero el denominador común es que tiende a confirmar lo que ya pensamos antes. No obstante, estos son algunos ejemplos prácticos que nos encontramos:

1. Consumimos medios de comunicación afines ideológicamente

Cuando la prensa escrita tenía más importancia, siempre había varios periódicos para explicar las mismas noticias en un territorio. ¿Por qué? Pura y simplemente, porque hay distintas formas de ver y explicar el mismo hecho. Otro tanto sucedió cuando se extendieron la radio y, más tarde, la televisión.

En tiempos de internet y de la Inteligencia Artificial (IA) todo es más fácil: los algoritmos ya hacen ese trabajo por nosotros e intentan mostrarnos el contenido que más se parece a lo que hemos consumido antes. Lo vemos en Google, en YouTube, pero, también, en plataformas como Netflix. Hay multitud de contenidos de todo tipo, pero tendemos a informarnos por el medio que nos resulta más afín y confirma nuestras creencias.

El problema es que quizás nos perdemos información que no pasa ese filtro. Por lo tanto, conviene tener la mente abierta a otras opciones y no olvidar que el algoritmo existe.

2. Si somos de un equipo de fútbol, minimizaremos los méritos del contrario

El deporte de masas levanta pasiones porque, en ocasiones, activa nuestra esencia más primitiva y forofa. Si en la información es difícil ser totalmente neutral, si somos de un equipo de fútbol o de otro deporte es prácticamente imposible. Aquí también funciona el efecto de imitación social, de manera que tenderemos a defender a “los nuestros”, glorificando méritos propios y minimizando los ajenos, sobre todo si son los del eterno rival…

Aquí quizás sea más complicado, pero a veces es menor tomar distancia. De esta manera, resultará más sencillo distinguir, aunque no por ello dejes de ser de tu equipo… 😉

3. La información incompleta reproduce prejuicios

Recibir una información sesgada o incompleta amplificará los prejuicios que ya nos hayamos formado de una determinada situación. Si no tenemos toda la información de una situación, es posible que compremos la que nos den porque nos parece respetable.

Ante esto, lo que se debe hacer es potenciar el espíritu crítico. Y preguntarse, siempre que sea posible, si no puede haber otra opción plausible con los elementos de juicio disponibles.

4. Prejuicios hacia otras personas por el efecto de autoridad

El principio de autoridad, que funciona muchas veces de forma vertical, puede contribuir a que veamos mal a una persona. ¿La razón? Que confiamos en esa autoridad que emite un juicio. El problema es que esa persona que habla mal de otra también puede tener sus propios prejuicios…

A veces, por falta de tiempo o por imperativo, es imposible no hacer uso de la información de una autoridad. Pero, de todas maneras, no olvides que esa es una visión de un tercero, no la tuya.

Empodérate y recupera tu centro

El sesgo de confirmación puede limitarnos y, sobre todo, limitar nuestras posibilidades de crecimiento personal, aunque a veces sea inevitable. ¿Quieres darle una vuelta a tu forma de ver las cosas para ganar claridad? Con Emocodificación te ayudo a lograrle. ¡Llámame y hablamos!