Cómo ser solidario de forma saludable

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La cualidad de ser solidario se considera positiva, puesto que nos ayuda a crear una sociedad mejor. Ahora bien, ¿cómo y cuándo la podemos ejercer de una forma sana para nosotros y para los demás? Lo vas a saber si lees este artículo…

La dualidad entre individualismo y desprendimiento

El ser humano se suele debatir, salvo en el caso de trastornos de personalidad, entre dos polaridades: mirar por el propio bien y desprenderse en favor de los terceros. Aunque la primera, por una cuestión evolutiva, existe, la segunda también está presente.

Algunas personas se dedican en exclusiva a ayudar a los demás y, si lo gestionan correctamente, es perfecto. No obstante, no es necesario dedicarse a la solidaridad a tiempo completo para ser altruista. Y, en este sentido, es bueno conocer las distintas posibilidades existentes. A veces, hay un rol disfuncional que puede generar problemas a largo plazo.

Dejemos claro, pues, que no se es peor persona por mirar por el propio interés, siempre que se haga de una forma sana. En consecuencia, explicamos cómo ser solidario de forma sana.

Ser solidario de una forma sana

Estos tips para ser altruista son interesantes en el sentido de que, con algunas actitudes no muy complicadas, puedes contribuir a un mundo mejor haciendo que trabajen en conjunto mente y corazón. Echa un vistazo, que seguro que puedes seguir alguno de ellos:

Sé solidario cuando compras

Las compras pueden ser solidarias tanto en la ropa como en la comida u otros artículos. Y, lo que es más, estos gestos pueden hacerse en tu día a día. Básicamente, con revisar el etiquetaje y origen de cada artículo que compres, te resultará más sencillo tomar decisiones conscientes.

No renuncies a lo que necesitas

Los recursos suelen ser limitados y, como principio, uno debe ser solidario con lo que le sobre, no con lo que le falte. Por muy grande que sea tu impulso para ayudar, pregúntate si en algunas cosas no estás renunciando a algo que es esencial para ti. Si la respuesta es que “sí”, quizás deberías replantearte algunos conceptos.

Haz pequeños gestos cotidianos

Los pequeños gestos cotidianos son, igualmente, una forma de mejorar en el día a día. Ayudar a pasar una calle a alguien impedido, ceder el asiento en el transporte público o, simplemente, ofrecer orientación a quien no sabe cómo dirigirse a un lugar, son pequeños gestos que tienen un impacto real en la vida de los demás.

Dona la ropa que no vayas a utilizar

La regla o principio de Pareto suele cumplirse, también en la ropa: el 20 % de nuestras prendas las utilizamos el 80 % de las veces. ¿Qué significa esto? Que, en nuestros armarios, solemos tener muchas prendas en buen estado que no utilizamos nunca.

Si este es tu caso, tienes una forma de darle un uso social: donarla. Ya sea a través de instituciones públicas, de la ONG o de la Iglesia Católica, hay varios lugares para que otras personas desafortunadas puedan utilizarla.

Donar al banco de alimentos

Los bancos de alimentos son otra opción para practicar la solidaridad de forma cotidiana. Por ejemplo, con alimentos no perecederos como arroz, legumbres, galletas o conservas. También, ocasionalmente, con alimentos perecederos como fiambre, leche o zumos. En cualquier caso, no hay que gastar mucho para ayudar a los demás.

En resumen…

Ser solidario, poniendo también cabeza, es positivo para los demás, pero también para ti a largo plazo. ¿Te cuesta poner límites con los demás, pero también contigo? En Emocodificación te ayudo a trabajar estas situaciones y darles situación. ¡Contáctame y hablamos!