Los estudios sobre las ECM (Experiencias Cercanas a la Muerte) validan que, tras una parada cardiaca, un porcentaje importante de las personas experimentan sensaciones distintas. Aquí te explicamos cómo se dan y por qué no hay que temer a la muerte.
¿Qué es una ECM?
Entendemos como ECM aquellas que vive una persona cuando está en parada cardiaca y durante el tiempo que se tarda en reanimarlo. Recordemos que, durante esos segundos, a lo sumo algo más de un minuto, la persona está clínicamente muerta.
Las probabilidades de reanimar a una persona tras una parada cardiaca son bajas a partir del minuto de parada cardiaca, y prácticamente inexistenes a partir de los 3 o 4 minutos, donde ya hay daños cerebrales irreparables. En cualquier caso, gracias a las técnicas de desfibrilación, es posible “resucitar” a quien ya estaba clínicamente muerto. Estos fenómenos se empezaron a estudiar en la década de 1970 y Raymond Moody fue pionero con su libro “Vida más allá de la Vida”.
La ECM engloba, pues, las vivencias en ese momento. Sorprendentemente, muestran unos ítems similares con independencia de las creencias, o no, del individuo. Esto nos muestra, pues, que hay vida más allá de la vida y que, cuando pasemos un duelo por un ser querido, debemos entenderlo como un viaje.
Las características de una ECM
Existen una serie de ítems comunes a la inmensa mayoría de personas que han vivido estas experiencias. Y, repetimos, con independencia de sus creencias religiosas, espirituales o la ausencia de estas. Son las siguientes:
1. Sensación de paz
Cuando una persona experimenta una Experiencia Cercana a la Muerte, se siente en paz. No hay dolor, no hay sufrimiento y, por lo tanto, no existe la necesidad de “regresar” al cuerpo físico. En muchos casos, también se indica cómo hay una separación del cuerpo físico a un cuerpo etéreo.
2. Inefabilidad
En segundo lugar, quien vive esta experiencia, por lo general, no es capaz de hablar durante ese periodo. Ve y siente, pero no puede hablar. Hay quien ve un túnel y, posteriormente, una luz, mientras que otras personas ven, directamente, un lugar en el que se sienten bien.
3. Quien pasa por una ECM lo recuerda todo
A diferencia de lo que sucede con las alucinaciones, quien vive una Experiencia Cercana a la Muerte recuerda todo lo que ha vivido. Y es más, lo hace con una precisión asombrosa. Si, además, tenemos en cuenta que a veces es capaz incluso de describir lo que estaba sucediendo en la sala mientras lo reanimaban, convendremos en que hay una capacidad extrasensorial que va más allá de lo que tradicionalmente ha defendido el paradigma cartesiano.
4. Hay un antes y un después
Finalmente, estas experiencias son significativas, y mucho, en la vida de las personas. En la inmensa mayoría de los casos, sus perspectivas de la vida cambian, y lo hacen radicalmente. Por ejemplo, hay un desapego a lo material y es muy habitual que estas personas se separen o cambien su relación con los demás.
Reconcíliate contigo mism@
Una ECM es un antes y un después, pero nos muestra que la muerte no es el final y que no le tenemos que temer. ¿Te cuesta gestionar estas situaciones? ¿Crees que te falta por hacer y no sabes cómo enfocarlo? En Emocodificación te puedo ayudar. ¡Contáctame y hablamos!